domingo, 1 de abril de 2012

La beata princesa Pignatelli (José de Madrazo)

Tradicionalmente, se ha venido identificando este retrato de señora con el de la beata princesa Pignatelli, perteneciente a una familia oriunda de Palermo.
De riguroso luto, con cofia también negra, viste traje de talle alto y mangas anchas en los hombros que se estrechan en los brazos. Está sentada en un sillón estilo imperio de perfiles rectilíneos, salvo el remate curvo del respaldo, con los brazos afianzados por unas aves de metal dorado, tal vez unas poco logradas águilas.


De rostro beatífico, casi ingenuo, con la cabeza ligeramente inclinada y graciosos tirabuzones en la frente, muy de moda en 1825, año en que Madrazo hace el retrato. Sostiene en la mano izquierda un libro de rezos con cierres metálicos apoyado en el regazo del vestido. A su lado, sobre una especie de cómoda, se distinguen un crucifijo, un rosario y la imagen de un santo enmarcada, todo ello completando el ambiente de fervor religioso que respira el cuadro.

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