Tabla procedente de la iglesia parroquial
de Sorripás. De autor desconocido, se data en el último cuarto del siglo XV
dentro del estilo hispano-flamenco. Representa a San Sebastián y San Juan Evangelista
sobre un fondo de brocado. Ambos aparecen como hombres jóvenes de largos
cabellos, imberbes, portando nimbos dorados y ataviados con ricas vestiduras
decoradas con pasamanería dorada. El personaje de la izquierda corresponde a
San Sebastián, que cubre la cabeza con sombrero de ala ancha de color escarlata
y viste una capa con amplias aberturas para los brazos decoradas con pelo de
armiño; en la mano izquierda porta un arco de gran tamaño y en la derecha una
saeta, ambos elementos alusivos a su martirio. A la derecha, San Juan
Evangelista, lleva el cabello descubierto con un corto flequillo y viste una
túnica larga de color azul que deja visibles los pies descalzos y una amplia
capa de color rosa en la parte externa y verde en la interna. Su mano derecha
muestra la actitud de bendecir, mientras que la izquierda porta un cáliz dorado
de base hexagonal de cuya copa escapa un dragón alado de color verde. (texto extraído del catálogo en línea de
Museo Diocesano de Jaca, de cuya exposición permanente forma parte)
jueves, 27 de septiembre de 2018
jueves, 20 de septiembre de 2018
El entierro de Cristo (Francisco de Goya)
Esta obra formaba parte del
conjunto mural que Goya realizó para la capilla del palacio zaragozano de los
condes de Sobradiel entre 1771 y 1772, por encargo de Joaquín Cayetano Cavero y
Pueyo; posteriormente las pinturas fueron extraídas del muro y trasladadas a lienzo;
en 1929 la condesa viuda de Gabarda las depositó en el Museo de Zaragoza hasta
su venta y dispersión en 1932. Esta escena del entierro de Cristo estaba
pintada en el techo de la capilla.
La escena tiene como eje de la
composición la figura de Cristo en la entrada de una cueva recibiendo la luz
del crepúsculo, con la cabeza velada por las sombras que sostienen dos ángeles
mientras que María Magdalena, con rostro triste, le unge los pies. Tras ellos
la Virgen apoya la cabeza en su mano y San Juan, a su lado, reza mirando al
cielo. En el suelo aparece un cesto con un paño, y junto a él la cartela de la
cruz y los clavos. El que sean ángeles en lugar de José de Arimatea y Nicodemo
los que depositen el cuerpo de Cristo en el sepulcro tiene antecedentes en la
pintura italiana del siglo XVI. La espontaneidad
y la genialidad que más tarde serán la nota predominante en Goya quedan
reflejadas en esta obra en el intenso colorido y en las pinceladas rápidas y
sueltas en la ejecución. (texto extraído
del catálogo en línea del Museo Lázaro Galdiano, donde se expone la obra)
viernes, 14 de septiembre de 2018
Desnudo de mujer (Joaquín Sorolla)
En 1902 Sorolla retrata a su
mujer desnuda inspirado en “la Venus del espejo” de Velázquez. Clotilde aparece
de espaldas, reposando suavemente sobre sábanas de raso rosa que resaltan el moreno
de la piel. Se puede catalogar como un desnudo “pudoroso”, ya que el pintor no
recoge el rostro de la mujer para evitar que fuese reconocida. El artista se
recrea en la ondulante postura de su esposa e invita, con sus pinceladas, a recorrer
todo su cuerpo hasta llegar a la hermosa redondez de su trasero como punto
central de la composición. A pesar de que Sorolla pintó numerosos retratos de
ella, Clotilde no volvió a posar desnuda.
jueves, 6 de septiembre de 2018
La Virgen y el Niño (Joos der Beke “Van Cleve”)
Van Cleve representa a la Virgen
sentada con Jesús dormido en su regazo. Pertenece a la iconografía de “Madonna
Lactans” o Madre amamantadora de Dios, un tema devocional popular en el siglo
XV en la pintura flamenca. Para evitar que la imagen de María mostrando un
pecho pudiera ser tomada desde un enfoque sensual, el pintor coloca en la parte
inferior izquierda en primer plano y de forma bien visible un jarrón con lirios
blancos, símbolo de virginidad y pureza. El fondo se completa, a ambos lados de
los personajes con la representación de un paisaje.