Este cuadro es una composición
llena de implicaciones autobiográficas, mitos, miedos, ideas fijas en donde
aparece la forma expresiva del joven Dalí. Es el tema de la masturbación, muy
poco conocido en la historia de la pintura. El centro de la composición lo
ocupa una masa viscosa dentro de lo blando, que es entendido como lo
sentimental y lo duro. A la izquierda aparece una cabeza, el autorretrato de
Dalí, cuyos orígenes comienzan en el año 1927 con sus cabezas desdobladas, como
en la obra Naturaleza muerta al claro de luna malva, donde el retrato de Dalí
está visto de perfil, como germen de donde saldrá el caricaturizado "gran
masturbador". El perfil se reduce a una gran nariz, ojo y ceja; en el
lugar de la boca aparece el saltamontes como animal repulsivo, idea de la
muerte, desintegración de la materia ya que lleva hormigas en el abdomen. El
peinado es muy marcado y en la cabeza está pinchada un ancla que podría aludir
a las exigencias de su familia del año 1929. La otra figura, a la izquierda,
puede ser también Dalí cortando las redes con su familia. El modelo de la mujer
pertenece a un cromo modernista que procede del prerrafaelismo inglés y alude a
Gala. Es el dilema del mundo que le abre Gala; el lirio representaría la idea
de purificación. El escenario crea una atmósfera desolada, un paisaje extenso
que remite a la metafísica del italiano Giorgio de Chirico. La pareja abrazada
debajo del saltamontes hace referencia a Gala y a Dalí. Por su parte, la mujer
modifica su sustancia con carácter rocoso, aludiendo a sus primeros encuentros
con Gala en las rocas de Cadaqués. (texto
basado en la descripción del cuadro que figura en la web Artehistoria)
viernes, 22 de febrero de 2019
domingo, 17 de febrero de 2019
Virgen con el Niño (Rolan de Mois)
Obra atribuida a Rolan de Mois. María
se representa sentada hasta la altura de las rodillas, vestida con ricos
ropajes y un velo transparente cubriendo su largo cabello rubio. El Niño está
de pie sobre sus rodillas desnudo. Ambos aproximan sus caras en actitud
afectuosa. Destaca en el cuadro el delicado tratamiento de los plegados y de
las pálidas carnaciones. La escena se enmarca en un fondo oscuro, únicamente
interrumpido en el lado izquierdo por un pesado cortinaje. Alrededor del marco,
en mayúsculas, se aprecia la siguiente leyenda: “MARIA MATER GRATIAE. MATER
MISER / ICORDIE TU NOS AB HOSTE PROTEGE E HORA MORTE / SUSCIPE GLORIA TIBI
DOMINE QUI NATU ES DE VIR / GINE CUM PATRE SANCTO SPIRITU IN SEMPITERNA
SECULA(...)” (María, Madre de gracia, Madre de misericordia, protégenos Tú del
enemigo, a la hora de la muerte, recibe la gloria para Ti del Señor, que nació
de la Virgen, con el Santo espíritu del Padre (esté) por lo siglos de los
siglos) (Texto extraído del catálogo en
línea del Museo de Navarra, de cuya exposición permanente forma parte este
cuadro)
lunes, 11 de febrero de 2019
Alfonso I el Batallador (Francisco Pradilla y Ortiz)
Francisco Pradilla pinta este cuadro
en 1879, durante su estancia en Roma, por encargo del Ayuntamiento de Zaragoza.
Representa al Batallador de pie sobre los altos del Castellar, con la vista
hacia la ciudad del Ebro. Este cuadro sirvió de modelo para la elaboración de
la estatua que se levanta en el Cabezo de Buenavista del Parque José Antonio Labordeta.
miércoles, 6 de febrero de 2019
Cristo crucificado de Pamplona (Juan de Ancheta)
En la capilla de San Juan
Bautista de la Catedral de Pamplona podemos admirar el que está considerado
como el mejor Cristo de Navarra, y uno de los mejores de España, realizado por
Juan de Ancheta hacia 1577. En la talla destaca tanto la perfección anatómica,
junto con los moratones que acentúan el realismo del castigo infringido, como
la serenidad de la cara del Crucificado tras su muerte, de tal manera que
parece representar el rostro del que ha vencido a la muerte. Como detalles a
destacar, los pies de Cristo, donde se representa el dedo gordo separado del resto,
algo propio de la reacción muscular ante la perforación del clavo y su afectación
a los tendones. Por otro lado, el mechón de pelo que cae hacia adelante fuera
de la corona de espinas, algo que resalta la singularidad de este Cristo sobre
los demás. Una leyenda popular dice que cuando el mechón de pelo le llegue al
pecho, se acabara el mundo.