Pintura al óleo atribuida a
Brueguel el Viejo, aunque con reservas desde que se examinó en profundidad en
1996; es probable que se trate de una versión de un original de Brueguel que se
ha perdido. Se desconocía su existencia hasta que la adquirió el Museo de
Bellas Artes de Bélgica en 1912. Es la única obra del pintor con temática
mitológica y también el único óleo sobre lienzo, ya que el resto de su
producción sobre lienzo son témperas.
En la mitología griega Ícaro consiguió
volar con alas hechas de plumas pegadas con cera, pero se acercó tanto al sol
en su vuelo que la cera se fundió y cayó al mar donde se ahogó. Sus piernas se
pueden ver en el cuadro sobresaliendo del agua junto al barco más grande.
El labrados del arado, el pastor
y el pescador aparecen citados en “Las Metamorfosis” de Ovidio, relato en el
que se basa el cuadro, aunque la descripción que se hace en el mismo de estos
personajes que “están asombrados y creen ver a los dioses aproximándose a
través del éter” no parece corresponderse mucho con lo representado por el
pintor. W. H. Auden en su poema “Musée des Beaux-Arts” sugiere que la pintura
puede mostrar la indiferencia de la humanidad ante el sufrimiento, de tal
manera que los hombres (labrador, pastor y pescador) siguen con sus quehaceres
habituales antes la muerte de la figura mitológica (Ícaro).
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