En esta pequeña obra de talante
costumbrista Luis retrató a los hijos de Federico de Madrazo, sus sobrinos,
jugando en San Sebastián. La niña sentada en el suelo sería Luisa, el niño de
pie Raimundo, la niña del cochecito Isabel y Rosa la que le abraza. Raimundo
recordaba en su madurez que le vestían
con amplios blusones y sombreros de paja. Luis pinto de una manera
bastante arcaica una composición anecdótica ambientada en un paisaje realista
que nos ilustra sobre las costumbres y modas de la época.
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