Esta tabla formaba parte de un
retablo de origen desconocido del que se conservan varias más desperdigadas por
diversas colecciones, aunque el conjunto de todas ellas no completa el retablo.
El taller de Blasco de Grañén se caracteriza por los detalles anecdóticos que
introduce en el relato de las escenas, y así, en este caso vemos como se plasma
de forma entrañable el quehacer que se origina con ocasión de un nacimiento: la
gallina para la reposición de la parturienta, los pañales calientes para el recién
nacido, etc., todo bajo la supervisión de la mujer que parece ser la comadrona.
La escena se desarrolla en un dormitorio acomodado del siglo XV.
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