Este cuadro forma pareja con el
que representa a San Bernardo de Claraval, ambos realizados para el Monasterio
de Veruela y actualmente en el Museo de Zaragoza. El Santo está representado
con el hábito negro de la orden benedictina, y portando en su mano derecha el
báculo abacial y en la izquierda el libro de Regla de la Orden. Su figura
destaca sobre un fondo de paisaje crepuscular que se abre tras una balaustra de
piedra y que sirve para imprimir profundidad a la obra. Destacan en el cuadro
el rostro idealista del santo y la composición barroca en la que el juego de
luces resalta elementos como las manos, el rostro o la mitra.
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