Aunque corta, la vida de Domenico
Fetti fue muy intensa en lo artístico. Protegido por el cardenal Mendoza trabajó
para él en Mantua donde adquirió una importante influencia del exuberante colorido
de las pinturas que allí había realizado Rubens. Su mejor obra la encontramos
en pequeños cuadros, como en los de la serie sobre las Parábolas, donde pone de
manifiesto su inclinación narrativa junto a unos valores esencialmente
cromáticos con unos interesantes e improvisados juegos de luces.
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