Ingres retrata en este cuadro a
una de las damas de la corte imperial que Carolina Bonaparte, hermana de
Napoleón, había establecido en Roma. El pintor llegó a Roma el mismo año en que
pintó este retrato, también conocido como “la bella Zèlie”, con una beca para
estudiar en la Escuela de Francia de la ciudad. Además de la beca, tuvo que
conseguir encargos para mantenerse, ya que los primeros años estuvieron llenos
de estrecheces económicas. Ingres encontró en los altos funcionarios y aristócratas
de la pequeña corte una clientela temporal que le permitió subsistir con una
cierta holgura.
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