De acuerdo con la temática
regionalista que impera en España a principios del siglo XX, Zuloaga representa
en esta obra a una joven cubierta por un mantón bajo el cual se puede ver un
vestido amarillo con bordados en negro. El pintor utiliza una pincelada suave y
delicada, moldeando hábilmente la figura y las texturas, a la vez que utiliza
una gama amplia y variada de colores, compensando los tonos cálidos con otros fríos,
consiguiendo de esta manera un equilibrio entre ambos.
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