Este óleo formaba parte del ciclo
decorativo del oratorio del palacio de los condes de Sobradiel de Zaragoza,
considerado como uno de los primeros trabajos realizados por Goya tras su
vuelta de Italia.
La elección de San Vicente Ferrer
estuvo motivada por el origen valenciano de la condesa, María Josefa Marín de
Resendi. Goya se inspiró para su realización en la figura de San Hilario de
Correggio, que decora las pechinas de la catedral de Parma, y que pudo conocer
durante su estancia italiana.La pintura llama la atención por los trazos abocetados, sumamente enérgicos y de una gran expresividad, que anuncian la pincelada posterior de Goya, así como por el uso efectista de la luz. (texto extraído de la cartela que figura junto al cuadro en el Museo de Zaragoza)
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