Luis de Madrazo retrató a su
sobrina Cecilia en dos ocasiones, una en 1880 corresponde al post anterior, y la
segunda 18 años antes, en 1862, cuando tenía diez y seis. El pintor la
representa en una colorida obra en la que destaca el rostro de la joven sobre
un fondo de celaje. Cecilia dirige la mirada hacia el espectador en una bella
composición animada por el vivo color rojo del pañuelo.
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