Aunque oficialmente prohibido el
culto católico en los Países Bajos, durante los siglos XVI y XVII continuó
existiendo, tolerada de alguna manera, en Utrech una importante comunidad
católica. A la misma llegó en 1593 Abraham Bloemaert, permaneciendo en la misma
hasta su muerte en 1651.
Durante un corto período, el
pintor experimentó con las posibilidades que ofrecían los nuevos modelos
artísticos italianos que se dieron a conocer indirectamente a través del
material que sus alumnos Hendrick ter Brugghen, Gerrit van Honthorst y Dirck
van Baburen trajeron de los viajes de estudios que realizaron a este país. El
grupo fue influenciado en particular por Caravaggio, tanto en cuanto a la
temática como al estilo.
En Los discípulos de Emaús,
Bloemaert combina las principales características de este estilo, de tal manera
que se considera la pintura más
importante de la llamada escuela de los Caravaggists Utrecht. Estas
características son: la representación de grandes figuras de medio cuerpo, su
individualización, con un fuerte sentido de la emocionalidad y, en particular,
el uso del claroscuro con fuertes efectos de luz y oscuridad, y las sombras
afiladas, producidas por una fuente de luz mínima, en este caso dos velas
separadas.
El cuadro representa la escena
bíblica en la que Jesús, con un gesto que remite a la Última Cena, parte el pan
y al hacerlo confirma su resurrección de entre los muertos a dos de sus
discípulos que no lo habían conocido hasta entonces, y a los que se encuentra
camino de la aldea de Emaús. Se completa la composición con un cuarto personaje
con turbante que está sirviendo la mesa.
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