Jaime Serra realizó hacia
1381-1382 el retablo de la Resurrección para la Sala Capitular del Monasterio
del Santo Sepulcro de Zaragoza, por mandato de fray Martín de Alpartir,
canónigo de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, comendador de Nuévalos y
Torralba y tesorero del arzobispo de Zaragoza don Lope Fernández de Luna. El
canónigo dejó testado su deseo de ser enterrado en dicha Sala Capitular, para
lo cual encargó este retablo que decoraría su cripta. En el siglo XVI, con
motivo de unas obras de restauración, el retablo se retiró de su emplazamiento,
colocándose otro en su lugar. En 1921 fue adquirido por el Museo de Zaragoza a
falta de las tablas del banco, una de la calle izquierda que representaba el
Descendimiento, y las polseras o guardapolvos que habían desaparecido. El
retablo completo constaba de tres calles de tres pisos cada una, dedicadas a
plasmar pasajes de la vida de la Virgen María como colaboradora en la obra de
la Redención, sobre un banco que pudo haber incluido una iconografía con las
escenas más sobresalientes de la Pasión de Cristo.
Esta tabla del Nacimiento ocupa
el segundo piso de la calle lateral izquierda del retablo. Bajo una sencilla
arquitectura de travesaños de madera se cobijan el niño Jesús, San José y un
pastor. En el lado contrario, la Virgen María postrada de rodillas está
acompañada de una joven que se puede identificar con Salomé, la comadrona que
habría estado presente en el parto. Al fondo, un tímido paisaje en el que un
pastor mira a un ángel que señala el portal. Destacan sobre él una estrella con
una carita de niño y cuatro ángeles que glorifican a Dios.
La composición de la escena sigue
los cánones del gótico lineal avanzado: es visible el canon alargado y flexible
de las figuras y rostros de líneas suavizadas. La ausencia de líneas y trazos
oscuros que delimiten los contornos formales proporciona a las figuras una leve
indeterminación de exquisita calidad técnica.
¡Feliz Navidad!
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