Hombrados es una de muchas
localidades que salpican el territorio del que fuera Señorío independiente de
Molina entre los reinos de Castilla y Aragón. En su enrevesado trazado urbano,
donde no resulta fácil transitar con vehículo si se es foráneo, destaca el
edificio de su parroquial bajo la advocación de la Asunción, construcción
barroca de 1744, según reza en la clave de su sencilla portada. En las afueras
del pueblo llama la atención la imponente arquitectura de la ermita de la
Soledad, bella obra del último barroco. Además, se conserva la que fuera casa
grande de los Chantos y Ollauri, familia de antigua prosapia que llegó a Hombrados
procedente de la Rioja. Tampoco hay que olvidar la pequeña ermita de San
Segundo en lo alto del cerro que domina el pueblo, ni la fuente en la entrada,
ni los pairones que, como en la mayoría de los pueblos de esta parte del
Señorío, se levantan en sus caminos como signo de agradecimiento o en cumplimiento de alguna promesa de alguno de los hijos del lugar.
De Hombrados se exponen en el
Museo Diocesano de Sigüenza dos óleos sobre cobre pintados en 1697 por el Dr.
Caballero. Uno de ellos representa el martirio de San Sebastián, y el que
puedes ver acompañando este texto a la Sagrada Familia, tema de lo más apropiado
para subir al blog en estas fechas.
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