El grupo escultórico del retablo de la capilla de la Piedad de la catedral de Segovia es la última obra en que Juan de Juni aborda el tema del Entierro de Cristo. Realizado entre 1565, fecha en que se edificó la capilla, y 1571, año que figura en el remate del retablo, se trata de un gran altorrelieve en el que Cristo aparece en primer término, con su cuerpo en posición casi horizontal, con el brazo contraído. Su anatomía, perfectamente definida, apenas queda cubierta con un pequeño paño. Ocupando el punto central, la Virgen con la mirada vuelta hacia su Hijo muerto. Está sentada, con un brazo de Cristo encima de su pierna derecha y los brazos extendidos en señal de clamor; la toca vuela sobre la frente creando una espesa sombra. San Juan se halla en la misma vertical, con la mirada también dirigida hacia Cristo, en una forzada inclinación que produce una curvatura del cuello. María Magdalena se abre paso con dificultad entre el grupo con un vaso de perfumes en una mano mientras que con la otra sostiene el sudario. A la izquierda de la escena está María Salomé, que con una mano levanta su toca. A los extremos se sitúan los dos varones: Nicodemo y José de Arimatea, aunque aquí es difícil de precisar quien es cada uno. Ateniéndonos a la iconografía del Santo Entierro, Nicodemo suele estar a la izquierda y José de Arimatea a la derecha, este último exhibiendo los instrumentos de la pasión (tenazas, espinas, clavos).
viernes, 26 de febrero de 2016
Santo Entierro (Juan de Juni)
El grupo escultórico del retablo de la capilla de la Piedad de la catedral de Segovia es la última obra en que Juan de Juni aborda el tema del Entierro de Cristo. Realizado entre 1565, fecha en que se edificó la capilla, y 1571, año que figura en el remate del retablo, se trata de un gran altorrelieve en el que Cristo aparece en primer término, con su cuerpo en posición casi horizontal, con el brazo contraído. Su anatomía, perfectamente definida, apenas queda cubierta con un pequeño paño. Ocupando el punto central, la Virgen con la mirada vuelta hacia su Hijo muerto. Está sentada, con un brazo de Cristo encima de su pierna derecha y los brazos extendidos en señal de clamor; la toca vuela sobre la frente creando una espesa sombra. San Juan se halla en la misma vertical, con la mirada también dirigida hacia Cristo, en una forzada inclinación que produce una curvatura del cuello. María Magdalena se abre paso con dificultad entre el grupo con un vaso de perfumes en una mano mientras que con la otra sostiene el sudario. A la izquierda de la escena está María Salomé, que con una mano levanta su toca. A los extremos se sitúan los dos varones: Nicodemo y José de Arimatea, aunque aquí es difícil de precisar quien es cada uno. Ateniéndonos a la iconografía del Santo Entierro, Nicodemo suele estar a la izquierda y José de Arimatea a la derecha, este último exhibiendo los instrumentos de la pasión (tenazas, espinas, clavos).
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