Esta talla de la Virgen con el
Niño ha sido incorporada hace pocos días al patrimonio de la iglesia zaragozana
de San Gil. De procedencia desconocida, fue adquirida en una subasta, y tras su
restauración instalada en la antigua capilla bautismal del templo. Datada en el
siglo XII, se encuadra dentro de la tipología de Virgen del Manto, en la que la
Madre sujeta con una mano una punta de la prenda en actitud de arropar y
proteger a su Hijo.
Realizada en madera policromada,
destaca la expresividad de los ojos y de la boca de la Virgen. El color dorado
del manto es obra posterior, ya que en la restauración se ha constatado que
originalmente debía de ser verde azulado. La mano derecha sujeta una fruta que
parece una pera. El Niño se representa sentado en el regazo de su Madre,
bendiciendo con la mano derecha, que tuvo que ser repuesta en la restauración,
ya que la original se había perdido.
Para Domingo Buesa, que ha
realizado el primer estudio documentado de la pieza, “la imagen de Nuestra Señora de San Gil es una notable pieza de la
imaginería medieval, en la que podemos reconocer la acción de un escultor de
calidad, bien preparado y buen conocedor de las imágenes que se hacen en ese momento
de los finales de la tradición románica y de los inicios de la espiritualidad
gótica. Este escultor se movería seguramente por las tierras del noreste
hispano, en esa franja del mundo artístico que a finales del XII y principios
del XIII se van moviendo y trabajando por Navarra, por Aragón y, de manera muy
especial, por las tierras de las llanuras desde Huesca al Ebro”.
Preciosa, Gracias.
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