En este cuadro
Tintoretto recrea el momento en el que dos mercaderes venecianos proceden a
trasladar el cuerpo del Santo a Venecia. San Marcos fue nombrado por san
Pedro obispo de Alejandría, trasladándose a predicar a tierras egipcias donde
el pueblo le tomó por hechicero, siendo objeto de un masivo linchamiento a la
vez que arrastraban su cuerpo por las calles de la ciudad; medio muerto fue
arrojado a un calabozo para proceder al mismo martirio al día siguiente,
falleciendo al no poder aguantar el sufrimiento. Sus seguidores cristianos
decidieron robar el cuerpo del santo del lugar donde fue arrojado enterrándolo
en la iglesia por él fundada. En el año 828 dos mercaderes venecianos -Bonus de
Malamocco y Rusticus de Torcello- llegaron a la ciudad egipcia y recibieron la
noticia de que la iglesia iba a ser derribada para aprovechar sus piedras en la
construcción de un palacio para el emir. Los mercaderes no dudaron en trasladar
el cuerpo del santo a Venecia y para ello invocaron la ayuda divina. En el
momento en que se producía el traslado de la reliquia se desató una tempestad
que obligó a todos los habitantes a refugiarse en sus casas, momento que
aprovecharon los venecianos para llevar el cuerpo, perfectamente conservado a
pesar del tiempo transcurrido, a su embarcación.
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