En este óleo Pradilla hace un
estudio del caballo destinado al rey Boabdil en el cuadro del “Suspiro”, donde
un palafrenero lo sujeta por las bridas. Está ejecutado con una pincelada
rápida y magistral, imprimiendo un movimiento al caballo tan logrado que demuestra la
maestría del pintor para representar animales, así como sus notables
habilidades como dibujante. En el dorso del lienzo, en el bastidor se lee: “Estudio
del caballo árabe pura sangre para el cuadro “Suspiro del Moro”, pintado por D.
Francisco Pradilla Ortiz en Roma 1887”
miércoles, 30 de enero de 2013
lunes, 28 de enero de 2013
San Pedro y San Pablo (El Greco)
Este óleo es una de las primeras
representaciones de los santos Pedro y Pablo que pinta Doménikos Theotokópoulos,
más conocido como El Greco, diferenciándose de las otras parejas de santos en
que aquí aparecen pintados de medio cuerpo.
El cuadro sorprende por su contenido
argumental y su riqueza cromática. Aunque el tema central es la reunión entre
los dos apóstoles después de haber mostrado su desacuerdo, se insinúa una
reconciliación no cumplida en las manos unidas que se cruzan sin llegar a tomar
contacto. Al mismo tiempo, muestra un gesto de cesión o reconocimiento por
parte de San Pedro, que se representa como un anciano cansado en un fondo de
nubes que se abre al azul del cielo para resaltar la aureola de santidad y llevando
las llaves de la iglesia. A su lado aparece la poderosa imagen de San Pablo en
la plenitud de su madurez, sin aureola, con túnica verde y manto rojo,
sujetando con orgullo la espada o atributo que le es propio.
Las figuras estilizadas se
envuelven con pesados mantos que impiden contemplar su anatomía, destacando
sus pliegos en los que se crean sugerentes contrastes luminosos. Y es que, como
buen conocedor de la Escuela veneciana, El Greco modela a través del uso de
luces y colores, utilizando una pincelada rápida y vigorosa que empasta la tela
haciendo perder los detalles. La espiritualidad de los santos está resaltada en
sus rostros, claramente diferenciados para avanzar el naturalismo de años
posteriores.
sábado, 26 de enero de 2013
Placa de marfil (Tesoro de la catedral de Aquisgrán –Aachen-)
En el tesoro de la Catedral de
Aquisgrán se expone, entre otras, esta placa de marfil que recoge en tres
escenas los momentos más significativos de la vida de Jesucristo. Datada en el
1100, se encuadra dentro del arte del Mosa.
En la escena inferior se representa
el Nacimiento, con algunos detalles curiosos: el Niño en la cuna en alto junto
al buey y la mula, María reclinada y el pobre San José en una esquina sentado
en una silla, dormido, sin enterarse de nada el pobre, como si el tema no fuese con él, manera habitual durante siglos de presentarlo.
En el centro, el bautismo en el
río Jordán, con San Juan Bautista y cuatro ángeles.
La tercera escena, en la parte
alta, presenta la crucifixión, con San Juan y la Virgen, y los símbolos de los
cuatro Evangelistas en las esquinas.
viernes, 25 de enero de 2013
San Antonio Abad (Juan de Juni)
Esta talla policromada de San
Antonio Abad, actualmente en el Museo de Escultura de Valladolid, se encontraba
en una capilla de la iglesia del Monasterio de San Benito de la misma ciudad,
lugar para el que también trabajó Alonso Berruguete. Los especialistas vienen
considerando que la pieza es obra del taller de Juan de Juni, más que de
directa intervención, apuntando que no presenta la expresividad del resto de
sus trabajos, al tiempo que se detectan errores en la ejecución técnica de
algunos detalles, si bien la composición sigue las directrices de su
producción.
jueves, 24 de enero de 2013
San Joaquín y la Virgen Niña (Vicente Berdusán)
Berdusán pinta este cuadro hacia
1671-1673 para el Monasterio de Veruela. El protagonismo de la Virgen está
acentuado por la luz y por las actitudes de los personajes que la rodean,
mientras ella desvía su atención hacia el anciano Joaquín; es precisamente en
esta figura de canon alargado donde se evidencia la interpretación personal de
las proporciones que hace el pintor en sus obras. La disposición en planos de
las arquitecturas clásicas del fondo, y las tonalidades desvaídas evocan a Juan
Carreño de Miranda. En conjunto el lienzo muestras una profundidad expresiva no
carente de delicadeza y sentido armónico.
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