miércoles, 30 de agosto de 2017

Virgen de Iguacel (Huesca)


 Talla en madera policromada datada en el siglo XII, que procedente de la ermita de Santa María de Iguacel, en el valle de la Garcipollera, se expone en el Museo Diocesano de Jaca. La talla responde al prototipo iconográfico de Virgen en majestad, sedente, con el Niño sobre su regazo sin muestras de comunicación entre ambos, siguiendo el modelo de la Theotokos, es decir, la Virgen como Trono de Dios.


La Virgen viste al modo romano, con velo ceñido a la cabeza para ocultar el cabello, y túnica y manto sujeto con un broche dorado. Tiene el brazo derecho avanzado y sujeta con la mano un objeto que puede ser interpretado como una esfera, en alusión a la soberanía del Hijo, o como el fruto prohibido que la simboliza como nueva Eva, destacando su papel como intercesora entre el hombre y Dios.
 

El Niño está sentado sobre la rodilla izquierda de su Madre, rompiendo así la simetría que caracteriza a las primeras tallas románicas. Presenta rasgos faciales propios de una persona adulta aludiendo a su naturaleza divina, y se cubre con vestido simple decorado con los mismos motivos vegetales que se aprecian en la indumentaria de la Virgen. Con su mano izquierda sujeta el Libro Sagrado cerrado, mientras que la diestra, de gran tamaño por ser un añadido posterior, no adopta la típica disposición románica de bendecir, sino que aparece apoyada sobre el pecho.


Ambas imágenes se caracterizan por su frontalidad, hieratismo y aspecto sereno, distante e intemporal. Destaca el buen estado de conservación de la policromía original que permite apreciar el color rojo de la túnica de María, símbolo del sacrificio que sufrirá su Hijo, y el tono verdoso del manto como muestra de la esperanza que entra en el mundo con el nacimiento del Niño. (descripciones tomadas de la cartela explicativa del Museo)