En esta segunda tabla del anónimo Maestro de Secastilla se representa el momento en que San José y la Virgen María llevan al Niño al Templo, ocho días después de la circuncisión. San José está representado a la derecha de la escena como un hombre anciano, con barba blanca y apenas pelo, que necesita de un bastón para apoyarse. La Virgen, con la cabeza descubierta, entrega el Niño al sacerdote. Los rostros de ambos parecen denotar tristeza y dolor por las palabras que Simeón dijo a María después de la circuncisión “una espada atravesará tu alma”, que le anunciaban el martirio de su hijo.
María lleva en la mano izquierda
una pequeña cesta de mimbre con los pichones de la ofrenda, imprescindibles
para poderse llevar a cabo el ritual de purificación, a los 40 días de haber
dado a luz. De acuerdo con los Evangelios, la mujer que está a la izquierda del
sacerdote es la profetisa Ana, que reconoció en Jesús al Mesías, aunque parece
ser que el artista ha querido representar en ella a Santa Ana, ya que lleva
nimbo de santidad, algo lógico al tratarse de una escena familiar a la abuela
del Niño.