La zaragozana iglesia de San
Lorenzo se ubicaba en la plaza de su mismo nombre, en las inmediaciones de la
actual iglesia de San Pedro Nolasco. De origen románico figuraba en una
donación al Monasterio de San Juan de la Peña en 1182.
Además del retablo mayor, albergaba en su interior otros siete
retablos más, uno de ellos dedicado a Santa Apolonia. Documentalmente se sabe
que este retablo fue encargado en diciembre de 1576 al mazonero Juan de Rigalte
por los testamentarios de Don Pedro de Alfajarín para colocarlo en una de sus
capillas. En las capitulaciones de 12 de diciembre de 1576 se estipula que en
las tablas del retablo se narre la vida y martirio de la santa. Pedro Rigalde
labró una imagen de la titular que ocupaba el centro y un Calvario para el ático.
Pedro Pertús realizó las escenas de la vida de Santa Apolonia, mas tres tablas
con historias de la Pasión de Cristo.
Desaparecida la iglesia de San
Lorenzo, las cuatro tablas que se conservaban del retablo fueron donadas al
Museo de Zaragoza por la Junta parroquial de la misma. Es el 30 de noviembre de
1868 cuando las tablas ingresan en el Museo.
En la tabla del interrogatorio,
la santa está flanqueada por dos soldados
que la sujetan por los brazos en presencia del juez. Viste túnica
romana, presenta nimbo circular sobre la cabeza y gesticula con sus brazos y
manos para hacerse entender mejor por el juez.
La flagelación de Santa Apolonia
se desarrolla, al igual que el resto de escenas, en un interior marcado por
robustas arquitecturas que le imprimen profundidad, insinuando al fondo un
pequeño paisaje. Se presenta a la santa en el centro, arrodillada y con medio
cuerpo desnudo. Sus manos en posición de oración y su rostro tranquilo y sereno
no transmite sufrimiento. El tono blanquecino de la figura otorga luminosidad a
la protagonista, adquiriendo así un tratamiento casi escultórico de su cuerpo.
Dos personajes la azotan y una mujer arrodillada implora por su salvación.
En la tercera tabla se representa
otro pasaje del martirio de la santa, en el que tras ser perseguida por Dacio y
obligada a blasfemar de Dios, se le habrían arrancado todos los dientes, uno a
uno, con unas pinzas o tenazas. La santa aparece con las manos unidad y
sangrando abundantemente por la boca.
En la cuarta tabla Pertús desarrolla
la escena de la degollación de Santa Apolonia. Aunque habitualmente la
iconografía relaciona a la santa con su muerte en la hoguera, el pintor
prefirió hacer una interpretación más libre. Así, presenta el momento en el que
la santa en el centro de la composición, con el torso desnudo, arrodillada y
con las manos en oración, inclina la cabeza y se somete a su verdugo, que
impasible levanta la daga. A un lado un grupo de hombres, que representan al
pueblo, observan y comentan la escena que están presenciando. Al otro lado un
hombre parece explicarles los hechos. Este personaje se identifica con el juez
pues así se muestra en otras dos escenas de este grupo. Al fondo un paisaje en
el que se divisa una población amurallada.
Pedro Pertús fue el iniciador de
una saga de pintores que se localizan entre Zaragoza y Tudela desde 1545. La
primera noticia sobre el fundador de la dinastía es de 1546, cuando se le
condena a pintar un lienzo del Crucificado para el hospital de San Gil de
Zaragoza. El pintor falleció en esta ciudad el 23 de octubre de 1583.