Joaquín Beuckelaer, sobrino y discípulo de Pieter Aertsen, Especialista
en escenas de mercado y cuadros de género, en su obra sigue el camino
abierto por su tío
que respondió a la creciente demanda
de una burguesía próspera que deseaba adornar sus casas con obras que reflejaban el carácter laico de su
entorno al tiempo que conservaban un significado moral y
religioso.
La escena de la
visita de Jesús a la casa de
Marta y María, tomada del Evangelio de San Lucas, fue la base de varias representaciones a partir de mediados
del siglo XVI. En el contexto religioso
de la época, esta escena ilustra una
de las diferencias fundamentales entre
católicos y protestantes. Aquí el artista relega
la enseñanza de la palabra divina
a la parte posterior de la pintura,
mientras dedica el primer plano completo a la vida cotidiana. Destacan
en el cuadro el virtuosismo y delicadeza con que representa los diferentes
objetos: la terracota barnizada
de las vasijas de barro, la piel flácida del ave desplumada
o las servilletas almidonadas
pero aún flexibles.