En el Museo de Bellas Artes de
Carcasona se expone este óleo sobre tabla, obra de Jusepe Ribera, que
representa a San Pedro penitente. El Apóstol se presenta como un hombre anciano
de perfil sobre un fondo oscuro con las manos juntas y apretadas en un gesto arrepentimiento
que se acompaña con las lágrimas que salen de los ojos que están mirando al
cielo como buscando el perdón.
lunes, 25 de marzo de 2019
lunes, 18 de marzo de 2019
San Miguel Arcángel (Ruesta -Zaragoza-)
Esta tabla representando a San
Miguel Arcángel, obra del primer tercio del siglo XVI, se expone en el Museo
Diocesano de Jaca procedente de la iglesia parroquial de la Asunción de la
localidad zaragozana de Ruesta. San Miguel aparece ataviado como guerrero
luchando contra el demonio mientras sujeta una balanza en su mano izquierda en
el momento de pesar las almas durante el Juicio Final. Se representa como un
joven alado con rostro de rasgos suaves y melena castaña que corona un nimbo. La
cabeza está ladeada hacia su izquierda y dirige la mirada hacia el demonio que
yace vencido a sus pies. Viste una cota de malla, una armadura delicadamente
trabajada con codales y rodilleras, capa que cubre hasta las pantorrillas y zapatos
rojos. Con la mano derecha sujeta una espada de gran tamaño sobre la cabeza del
demonio. Los platos de la balanza que lleva en la otra mano los ocupan sendas
figuras que representan a las almas que van a ser juzgadas.
La zona inferior de la
composición la ocupa la figura del demonio, tumbado sobre el suelo y pisoteado
por San Miguel. Su cuerpo tiene un aspecto monstruoso que mezcla elementos
antropomorfos y animales, en contraposición a la belleza con que se representa
al Santo. El rostro tiene un aspecto caricaturesco, con ojos desorbitados,
nariz y boca muy grandes y orejas puntiagudas, a lo que se unen los brazos con
púas, largas uñas, un ojo en el vientre y garras de ave. (texto extraído del catálogo on-line del Museo Diocesano de Jaca)
miércoles, 13 de marzo de 2019
San Victorián (Martín Bernat)
Esta tabla representando a San
Victorián ocupaba el centro del retablo mayor del Monasterio oscense bajo la
advocación del mismo Santo a los pies de la Peña Montañesa. De estilo gótico
hispanoflamenco, se data hacia finales del siglo XV, y se atribuye a Martín
Bernat. En el centro de la composición se ve a San Victorián entronizado y
vestido acorde con su dignidad eclesiástica, portando báculo abacial, mitra y
una lujosa capa pluvial en brocado, prenda propia de los obispos. A ambos lados
se sitúan San Gaudioso y San Nazario, dos de sus discípulos vestidos como
diáconos. El fondo lo ocupa un coro de ángeles detrás del trono.
jueves, 7 de marzo de 2019
Últimos momentos del rey don Jaime el Conquistador en el acto de entregar su espada a su hijo don Pedro (Ignacio Pinazo Camerlench)
En este cuadro de gran formato
Pinazo recrea la estancia regia con el lecho donde reposa el soberano moribundo
incorporado sobre un gran almohadón. El rey apenas puede sujetar con sus brazos
la pesada espada que está entregando a su hijo, el infante Don Pedro, que
aparece arrodillado junto a él, vestido con túnica y cota de malla, mientras
escucha con atención las palabras de su padre abdicando en él. Como testigos de
la escena se representa un grupo de oficiales y nobles del séquito real
presenciando la ceremonia al pie del lecho, con gesto preocupado y grave. Están
encabezados por el infante don Jaime, que ocupa el primer término cerrando la
composición por la derecha. En el lado contrario, tres miembros de la dignidad
eclesiástica, encabezados por el arzobispo de Valencia, vestido con tiara y
casulla ricamente adornada, asisten expectantes al acto.
La extraordinaria desenvoltura
con que están resueltos personajes y accesorios, trazadas sus siluetas con
rotundos trazos negros, y aplicado el color a grandes manchas, marcando los planos
de su volumen con amplios toques deshechos y yuxtapuestos del pincel, con una
ejecución fogosa y enérgica, además del soberbio manejo de la luz, verdadera
especialidad de la escuela valenciana de fines de siglo, que ilumina la
penumbra de la estancia desde el ángulo superior izquierdo sugiriendo
perfectamente la atmósfera cargada del aposento del rey moribundo y marcando el
espacio entre las figuras con esplendidos juegos de contraluz especialmente
visibles en el grupo de los eclesiásticos, dan muestra de la singular y
valiente interpretación que Pinazo hizo del género histórico a través de su
personal estilo. (texto extraído del
catálogo on-line del Museo del Prado)
viernes, 1 de marzo de 2019
Imposición del escapulario de la Virgen del Carmen a San Simón Stock (Vicente Berdusán)
En 1971 Berdusan pinta este
cuadro para la Catedral de Pamplona. Representa el momento de la imposición del
escapulario, por parte de la Virgen del Carmen, a San Simón Stock. La Virgen
aparece coronada y entronizada en un marco arquitectónico rodeado de
cortinajes. En sus brazos sostiene al Niño que extiende la mano en actitud de
bendecir. San Simón está arrodillado ante la Virgen y recoge el escapulario. A sus
pies, una cruz y un libro en representación de los escritos que dejó el Santo.
Completa la parte superior de la escena, como seña de identidad de su autor,
unas cabezas de querubines que dan a la escena un aire divino. (texto extraído del catálogo on-line del Museo
de Pamplona, donde se encuentra depositado el cuadro)
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