miércoles, 24 de julio de 2019

Madre (Joaquín Sorolla)


Sorolla representa en este cuadro a su mujer, Clotilde García del Castillo, reposando tras el parto de su hija menor, Elena, junto a ella en la cama. Únicamente emergen entre las sábanas y almohadas las cabezas de ambas. Hoy en día hablaríamos de una composición minimalista, limitada a los escasos elementos figurativos que son las dos cabezas más la mano de Clotilde que busca a su recién nacida hija, y con predominio de un solo color: el blanco, en todos sus matices. La precisión del pintor en describir la cualidad específica de la luz es aquí extrema: la luz es una penumbra fresca que envuelve la escena como una bendición; tras el parto, reina el alivio, el descanso y la felicidad. (texto extraído del catálogo online del Museo Sorolla)

jueves, 11 de julio de 2019

Matrimonio desigual (Francisco de Goya)


Pintura, junto a “escena de disciplinantes” que se exponen en el Museo Lázaro Galdiano, que han sido atribuida a Francisco de Goya, excepto por algunos críticos modernos. El Museo sigue considerándolas, con reservas, obra de este pintor, hasta que se emita una autoría definitiva.
La escena es idéntica a la que aparece en el cuadro “La segunda boda del jorobado”, que se expone en el Museo de Romanticismo, que al igual que el anterior, parecen copias del que podemos ver en el Museo del Louvre, atribuido igualmente a Goya.
La composición se desarrolla en el interior de una iglesia. En el centro aparece una pareja arrodillada frente a un altar, y junto a ellos el sacerdote de pie. En segundo plano, y rodeando a los contrayentes, los asistentes que contemplan la ceremonia también arrodillados. El novio, de pelo cano y pronunciada joroba, viste una levita amarilla; la novia, vestida de negro cubre su cabeza con una mantilla blanca, mientras que el clérigo, ataviado con una casulla rosácea, sujeta un libro entre sus manos. La iluminación procede de un ventanal alto y enrejado en el lateral izquierdo de la escena. Predomina en la obra la pincelada suelta y muy abocetada, con las figuras apenas esbozadas.
El tema del cuadro trata del matrimonio desigual y viene a ser una denuncia de las uniones de conveniencia en las que priman los intereses económicos o de sangre frente a los enlaces por amor. En el cuadro queda patente la diferencia de edad de los dos cónyuges. Estos matrimonios de conveniencia, muy comunes en el siglo XVIII, fueron muy criticados por Goya en “Los Caprichos” y por Leandro Fernández de Moratín en su obra “El sí de las niñas”, al igual que más tarde haría Mariano José de Larra en su artículo “Casarse pronto y mal”.