Al exterior San Miguel de Lillo presenta un conjunto de volúmenes muy complejo, debido sobre todo a los potentes contrafuertes y a las distintas alturas del pórtico, nave central y los dos tipos de naves laterales. Su estructura debió de suponer una gran novedad para la época, ya que las tres naves laterales de mayor altura, de las que solamente se conserva la más occidental, debían de dar la sensación de que la iglesia tenía tres transversales a modo de brazos de crucero.
En el post anterior sobre esta iglesia ya hablamos de los canceles que separaban los espacios destinados al clero y a los fieles. Vimos las barroteras que sustentaban las placas. En el Museo Arqueológico de Asturias se pueden ver tres de estas placas o paneles. La primera es un tablero calado en forma de arquería con doble arco de herradura que cobija sendas cruces. La segunda se decora con motivos vegetales. Más interesante resulta la tercera y última en la que aparece la figura de un grifo.
En la fotografía superior hay otros cuatro elementos provenientes de esta iglesia: un relieve con una representación zoomorfa, una ménsula con una cabeza tallada, un fragmento de una celosía de mármol y un soporte o pie de altar con cuatro figuras humanas talladas que sostienen el ara (tenentes).
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