Datado en el último cuarto del siglo XI y considerada una de las obras maestras del románico leonés, se le conoce como Cristo de Carrizo por proceder del antiguo Monasterio de monjas cistercienses de Santa María de Carrizo de la Ribera. Se trata de una talla pequeña (33 cm.) en marfil con incrustaciones de azabache y oro. Como corresponde a la época románica en que se realiza es un Cristo de cuatro clavos con grandes ojos almendrados en azabache y rostro que no denota sufrimiento. Destaca la cuidada elaboración del paño de pureza que cae hasta las rodillas.

No hay comentarios:
Publicar un comentario