Este cuadro que Marín Bagües pinta hacia 1934-38, se tituló en un primer momento “Los placeres del Ebro” en alusión al río como lugar de disfrute y centro de reunión de los zaragozanos durante el verano. Concebido como una composición en diagonal siguiendo el curso marcado por el río, destacan los volúmenes geométricos, sobre todo en las figuras de los bañistas, y el predominio de los colores fríos. Para su realización, el pintor tomó numerosas notas y apuntes del natural observando a los bañistas desde el puente del ferrocarril durante cuatro años. El cuadro adopta una extraña perspectiva a modo de tapiz, tanto por el tipo de formato apaisado, como por la deformación intencionada que busca efectos plásticos de tipo decorativo
sábado, 3 de enero de 2015
El Ebro (Francisco Marín Bagües)
Este cuadro que Marín Bagües pinta hacia 1934-38, se tituló en un primer momento “Los placeres del Ebro” en alusión al río como lugar de disfrute y centro de reunión de los zaragozanos durante el verano. Concebido como una composición en diagonal siguiendo el curso marcado por el río, destacan los volúmenes geométricos, sobre todo en las figuras de los bañistas, y el predominio de los colores fríos. Para su realización, el pintor tomó numerosas notas y apuntes del natural observando a los bañistas desde el puente del ferrocarril durante cuatro años. El cuadro adopta una extraña perspectiva a modo de tapiz, tanto por el tipo de formato apaisado, como por la deformación intencionada que busca efectos plásticos de tipo decorativo
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