jueves, 15 de noviembre de 2012

Museo-Abadía de Saint Remi (Reims –Francia-)

La basílica de Saint Remi (San Remigio) es el templo más importante, después de la Catedral, de la ciudad francesa de Reims. La iglesia guarda las reliquias de este santo, obispo que bautizó a Clodoveo, rey de los francos, el día de Navidad de un año comprendido entre 496 y 506, tal vez en 499 después de su victoria en la batalla de Tolbiac. El obispo murió en el año 533 a la edad de 96 años.

 
San Remigio, obispo de Reims, deseaba ser enterrado en la capilla de San Cristóbal, a dos kilómetros  del actual barrio de la Catedral. Pronto esta capilla se convierte en un importante centro de peregrinación, lo que lleva a que se instale en el lugar una pequeña comunidad religiosa. Más tarde, la capilla se convierte en una iglesia que toma el nombre del santo.


En la segunda mitad del siglo VIII una comunidad de monjes se instala en el lugar. Hacia el 760 el arzobispo Turpin le confiere la categoría de abadía. La comunidad, que adopta la regla benedictina, permanecerá en el lugar hasta la Revolución Francesa.

 
Hacia el año 930 el arzobispo Hincmar fortifica la abadía para protegerla de las incursiones normandas y húngaras. En 945 el arzobispo Hugues de Vermandois le impone la reforma de Cluny. Desde este año los arzobispos de Reims sirvieron como sus abades.


En 1005 el abad Aviardo emprendió la tarea de remodelar y ampliar la iglesia, trabajo que se prolongó ininterrumpidamente durante veinte años, antes de que la bóveda se derrumbara, seguramente por la insuficiencia de contrafuertes. 

 
En 1049, el papa León IX consagra, durante el Concilio de Reims, la nueva iglesia abacial. Parcialmente destruida por un incendio en 1098, fue reconstruida y embellecida entre 1118 y 1151, bajo el mandato del abad Odon. De esta época datan los capiteles de la Sala Capitular, único vestigio que se conserva de la construcción medieval. Su biblioteca y escuelas adquirieron tan alta reputación que el papa Alejandro III escribió una carta de recomendación al abad Pedro que todavía se conserva.

 
Entre sus abades más ilustres, todos elegidos entre la alta nobleza francesa, están: Enrique de Lorena (1622-1641) que adscribió la abadía a la Congregación de San Mauro; Jean-Nicolás Colbert (1665), que más tarde seria arzobispo de Ruan; Charles Maurice Le Tellier (1680-1710); y Joseph de Rochechouart, nombrado abad por el rey en 1745.

 
Es uno de éstos, el abad Le Tellier, quien comienza a renovar los viejos edificios medievales por otros de nueva fábrica, concluyendo las obras con la construcción de un nuevo claustro entre 1709 y 1730, bajo el mandato del arzobispo y abad Jean Bonhomme.

 
Durante la noche del 15 al 16 de enero de 1774 un violento incendio arruinó parte de los edificios de la abadía; en julio de este mismo año, el arquitecto real Luis Duroche comienza la reconstrucción de las partes dañadas. A él se debe, entre otras, la actual fachada principal, así como la remodelación en 1778 de la impresionante escalera de honor construida durante el mandato del abad Bonhomme en 1700.

 
La abadía sufrió importantes daños durante la Revolución Francesa de 1789. En 1792 la comunidad de monjes benedictino es expulsada del lugar, que se utiliza como hospital militar de la ciudad desde 1793 hasta 1816. En 1827 se convierte en el Hotel-Dieu. A partir de 1903, hasta el período de entreguerras, es sede de un hospital civil.

En el siglo XIX se reconstruye la torre norte y la parte alta de la fachada a partir del rosetón, las bóvedas de la nave se reemplazan por falsas bóvedas de madera y se construye un nuevo mausoleo, en el que se coloca en 1896, con ocasión del catorce centenario del bautismo de Clodoveo, una nueva caja de bronce dorado para las reliquias de San Remigio.

 
El 1 de agosto de 1918 la abadía fue bombardeada, el techo se incendió, y las falsas bóvedas de madera y yeso y parte del crucero se vinieron abajo; las paredes quedaron perforadas y el suelo cubierto de ruinas. Los daños se agravaron con los rigores del invierno que provocaron la caída de los lados meridionales en abril de 1919, mientras que la lluvia y las tormentas derribaron el frontón septentrional del crucero en 1920.

 
En la década de 1950 toma forma la idea de convertir la abadía en museo, aunque no fue hasta agosto de 1978 en que la dirección de Museos de Francia y la ciudad de Reims deciden su creación de forma oficial, que recibe el estatuto de museo municipal controlado de primera categoría. Paralelamente, en 1968 la ciudad y la dirección de monumentos históricos inician un vasto programa de restauración cuyos resultados podemos contemplar en su estado actual.

 
La iglesia tiene planta basilical. La nave y transeptos, de estilo románico, es la parte más antigua conservada, mientras que la fachada del transepto suroriental es la más moderna. El coro y el ábside se remontan a los siglos XII y XIII.
Durante la Revolución desaparecieron casi la totalidad de objetos de valor que custodiaba, incluso la tumba del santo es una reconstrucción reciente. Se conservan las vidrieras del siglo XI en el ábside, y la colección de tapices que representan la vida de San Remigio donados por Robert de Lenoncourt. Tanto la abadía como sus dependencias, que albergan el museo Saint-Remi, fueron declaradas patrimonio mundial por la Unesco en 1991.


1 comentario:

  1. Muy interesante y útil información. Acabo de visitar el lugar y ahora entiendo mejor lo que vi.

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