La basílica de Saint Remi (San
Remigio) es el templo más importante, después de la Catedral, de la ciudad
francesa de Reims. La iglesia guarda las reliquias de este santo, obispo que
bautizó a Clodoveo, rey de los francos, el día de Navidad de un año comprendido
entre 496 y 506, tal vez en 499 después de su victoria en la batalla de
Tolbiac. El obispo murió en el año 533 a la edad de 96 años.
San Remigio, obispo de Reims,
deseaba ser enterrado en la capilla de San Cristóbal, a dos kilómetros del actual barrio de la Catedral. Pronto esta
capilla se convierte en un importante centro de peregrinación, lo que lleva a
que se instale en el lugar una pequeña comunidad religiosa. Más tarde, la
capilla se convierte en una iglesia que toma el nombre del santo.
En la segunda mitad del siglo
VIII una comunidad de monjes se instala en el lugar. Hacia el 760
el arzobispo Turpin le confiere la categoría de abadía. La comunidad, que
adopta la regla benedictina, permanecerá en el lugar hasta la Revolución Francesa.
Hacia el año 930 el arzobispo
Hincmar fortifica la abadía para protegerla de las incursiones normandas y
húngaras. En 945 el arzobispo Hugues de Vermandois le impone la reforma de
Cluny. Desde este año los arzobispos de Reims sirvieron como sus abades.
En 1005 el abad Aviardo emprendió
la tarea de remodelar y ampliar la iglesia, trabajo que se prolongó
ininterrumpidamente durante veinte años, antes de que la bóveda se derrumbara,
seguramente por la insuficiencia de contrafuertes.
En 1049, el papa León IX
consagra, durante el Concilio de Reims, la nueva iglesia abacial. Parcialmente
destruida por un incendio en 1098, fue reconstruida y embellecida entre 1118 y
1151, bajo el mandato del abad Odon. De esta época datan los capiteles de la
Sala Capitular, único vestigio que se conserva de la construcción medieval. Su
biblioteca y escuelas adquirieron tan alta reputación que el papa Alejandro III
escribió una carta de recomendación al abad Pedro que todavía se conserva.
Entre sus abades más ilustres, todos
elegidos entre la alta nobleza francesa, están: Enrique de Lorena (1622-1641)
que adscribió la abadía a la Congregación de San Mauro; Jean-Nicolás Colbert
(1665), que más tarde seria arzobispo de Ruan; Charles Maurice Le Tellier
(1680-1710); y Joseph de Rochechouart, nombrado abad por el rey en 1745.
Es uno de éstos, el abad Le
Tellier, quien comienza a renovar los viejos edificios medievales por otros de nueva fábrica, concluyendo las obras con la construcción de un nuevo claustro entre
1709 y 1730, bajo el mandato del arzobispo y abad Jean Bonhomme.
Durante la noche del 15 al 16 de
enero de 1774 un violento incendio arruinó parte de los edificios de la abadía;
en julio de este mismo año, el arquitecto real Luis Duroche comienza la
reconstrucción de las partes dañadas. A él se debe, entre otras, la actual
fachada principal, así como la remodelación en 1778 de la impresionante
escalera de honor construida durante el mandato del abad Bonhomme en 1700.
La abadía sufrió importantes
daños durante la Revolución Francesa de 1789. En 1792 la comunidad de monjes
benedictino es expulsada del lugar, que se utiliza como hospital militar de la
ciudad desde 1793 hasta 1816. En 1827 se convierte en el Hotel-Dieu. A partir
de 1903, hasta el período de entreguerras, es sede de un hospital civil.
En el siglo XIX se reconstruye la
torre norte y la parte alta de la fachada a partir del rosetón, las bóvedas de
la nave se reemplazan por falsas bóvedas de madera y se construye un nuevo
mausoleo, en el que se coloca en 1896, con ocasión del catorce centenario del
bautismo de Clodoveo, una nueva caja de bronce dorado para las reliquias de San
Remigio.
El 1 de agosto de 1918 la abadía
fue bombardeada, el techo se incendió, y las falsas bóvedas de madera y yeso y
parte del crucero se vinieron abajo; las paredes quedaron perforadas y el suelo
cubierto de ruinas. Los daños se agravaron con los rigores del invierno que
provocaron la caída de los lados meridionales en abril de 1919, mientras que la
lluvia y las tormentas derribaron el frontón septentrional del crucero en 1920.
En la década de 1950 toma forma
la idea de convertir la abadía en museo, aunque no fue hasta agosto de 1978 en
que la dirección de Museos de Francia y la ciudad de Reims deciden su creación
de forma oficial, que recibe el estatuto de museo municipal controlado de
primera categoría. Paralelamente, en 1968 la ciudad y la dirección de
monumentos históricos inician un vasto programa de restauración cuyos
resultados podemos contemplar en su estado actual.
La iglesia tiene planta
basilical. La nave y transeptos, de estilo románico, es la parte más antigua
conservada, mientras que la fachada del transepto suroriental es la más
moderna. El coro y el ábside se remontan a los siglos XII y XIII.
Durante la Revolución desaparecieron
casi la totalidad de objetos de valor que custodiaba, incluso la tumba del
santo es una reconstrucción reciente. Se conservan las vidrieras del siglo XI
en el ábside, y la colección de tapices que representan la vida de San Remigio
donados por Robert de Lenoncourt. Tanto la abadía como sus dependencias, que
albergan el museo Saint-Remi, fueron declaradas patrimonio mundial por la
Unesco en 1991.
Muy interesante y útil información. Acabo de visitar el lugar y ahora entiendo mejor lo que vi.
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