Maximino Peña pinta este cuadro
en1887 durante una de sus estancias en la ciudad de Roma, lo que se traduce en
un perceptible matizado del origen extranjero de la familia representada. La escena
está ambientada en un modestísimo interior rural italiano en el que figura la familia
al completo frente a una chimenea, con los padres acomodados en sendas sillas y
sosteniendo a do de sus hijos: el varón con el padre, y la niña, de escasa
edad, con su madre. Tras ellos, en un tercer plano, se encuentran dos
muchachas, seguramente hijas o tal vez criadas, que parecen prescindibles en la
composición. Es el niño el que lee la carta mientras su padre lo sostiene
cariñosamente pasándole el brazo por la espalda, mientras que con la mano
derecha aprieta el sobre de la misiva del ausente, que por la escena debe de
ser su hijo mayor. Toda la familia presta gran atención a las palabras del
muchacho, menos la más pequeña que trata de llamar la atención de un gato que
hay al fondo de la habitación. La composición, en la que cada miembro ocupa un
puesto simbólico en el espacio, recuerda los retratos fotográficos de grupo
tomados en estudio, que son fiel reflejo del deseo de representación del grupo
familiar, aun en ámbitos tan extraños a lo del burgués como es la campiña
italiana en la que se ambienta esta obra. La obra se expone actualmente en el
Museo de Zaragoza cedida por el del Prado (texto
extraído del catálogo on-line del Museo del Prado)
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