En este cuadro Dalí interpreta la
situación en la que se encontraba Europa tras la Conferencia de Munich de 1937,
cuando Inglaterra y Francia ceden a las pretensiones de Hitler de invadir y
anexionarse Checoslovaquia. El cuadro, que viene a ser un presagio de lo que
poco después acontecerá, fue el desencadenante de la expulsión de Dalí del
surrealismo francés
Sobre una rama de olivo quemada y
medio rota, que viene a simbolizar la paz, aparece un teléfono roto y negro con
el extremo semejando la pinza de una langosta en posición amenazante, y con el
cable roto como señal del fin de las comunicaciones entre países. Del mismo
teléfono se descuelga una lágrima como alusión a las tristes noticias que se
reciben. Se completa esta parte del cuadro con un paraguas colgando de la rama
representando al gobierno inglés en sus inútiles negociaciones con Hitler.
Bajo la rama un plato contiene
una fotografía tamaño carnet de Hitler y unas pocas judías, como presagio del
hambre que espera al pueblo con la llegada de la guerra. El pintor incluye
también unos murciélagos, una flor marchita y una mujer que trata de guarecerse
bajo el paraguas, todo bajo un amenazante cielo encapotado. Se completa la
composición al fondo con la playa de Cadaqués, donde se puede observar un grupo
de personas privilegiadas, la burguesía, alejadas del tema central de la
guerra, que están disfrutando de su propia vida, mientras que a la izquierda un
perro negro los vigila bajo una sombrilla clavada en la arena.
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