En el Museo Diocesano de Lérida
se expone en depósito la parte central de un retablo dedicado a San Pedro procedente
de la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores de Peralta de Alcofea (Huesca). Consta
de dos tablas, la central muestra al titular entronizado y flanqueado por dos
ángeles, mientras que la superior presenta un Calvario. San Pedro Apóstol se representa
de la forma habitual, como un varón entrado en años con barba y cabellos
blancos y mirada fija hacia el espectador. Viste de pontifical con tiara, casulla,
capa pluvial brocada y ribeteada en oro y guantes. Va coronado con un nimbo
dorado. En la mano derecha sostiene una enorme llave que lo identifica y en la
izquierda muestra un libro abierto. Se sienta en un trono que simula estar
tallado en madera y a ambos lados se acompaña de dos ángeles mancebos vestidos
como diáconos, también dotados de nimbo y en actitud orante. El fondo se decora
con estilizados motivos vegetales, incisos y dorados mediante aplicaciones de
pan de oro.
La tabla superior representa la
escena de la Crucifixión, con Cristo crucificado centrando la escena. Se trata
de un Cristo de tres clavos y anatomía ligeramente desproporcionada, que viste
un sencillo perizonium, muestra la herida sangrante en el costado e inclina la
cabeza y la vista hacia su Madre, que está arrodillada con las manos juntas,
observando el dolor de su Hijo. Lleva la cabeza cubierta y luce nimbo, al igual
que San Juan, que se sitúa a la izquierda. La escena se presenta en medio de un
paisaje rocoso, salpicado de vegetación y jalonado por un camino que conduce a
una ciudad amurallada, evocando a la Jerusalén bíblica, donde se sitúa el Monte
Calvario. (texto extraído de la web patrimonioculturaldearagon.es)
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