Sorolla representa en este cuadro
a su mujer, Clotilde García del Castillo, reposando tras el parto de su hija
menor, Elena, junto a ella en la cama. Únicamente emergen entre las sábanas y
almohadas las cabezas de ambas. Hoy en día hablaríamos de una composición
minimalista, limitada a los escasos elementos figurativos que son las dos
cabezas más la mano de Clotilde que busca a su recién nacida hija, y con
predominio de un solo color: el blanco, en todos sus matices. La precisión del
pintor en describir la cualidad específica de la luz es aquí extrema: la luz es
una penumbra fresca que envuelve la escena como una bendición; tras el parto,
reina el alivio, el descanso y la felicidad. (texto extraído del catálogo
online del Museo Sorolla)
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