En esta obra mitológica Giordano
representa los desdichados amores del ateniense Céfalo casado con la bella
Procis y de como la diosa Diana, enamorada del joven, pone en peligro la
felicidad de la pareja. Destaca en la obra los grandilocuentes gestos de los personajes,
el fuerte plegado de los paños, las musculaturas que imprimen volumen y
corporeidad, así como la monumentalidad de la arquitectura, todo ello
característico de la manera de trabajar de este pintor barroco. (texto
extraído de la cartela que hay junto al cuadro en el Museo de Zaragoza)
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