La talla de la Virgen de Cirujeda es románica de transición al gótico, aunque por sus rasgos arcaizantes parece anterior. Representa a la Virgen María en posición sedente con el Niño sentado en su rodilla izquierda. Al parecer fue realizada como figura central de un retablo, ya que la parte trasera apenas se trató y además está ahuecada. Algunos de sus rasgos faciales, sobre todo la nariz picuda, le confieren una clara influencia occitana.
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