Pintura al óleo sobre tabla, que
formaba parte de un retablo, atribuida a Miguel Jiménez, de procedencia
aragonesa. Representa a San Blas, obispo de Sebaste (Sivas) en Armenia. A San Blas en
Aragón se le dedicaron iglesias y retablos en distintas localidades durante el
siglo XV. Aquí viste los atavíos episcopales de su cargo, alba, tunicela, capa
pluvial de brocado y mitra. Está de pie, vuelto hacia el lado derecho, con el
báculo en la mano izquierda y gesto de bendecir con la derecha. Se le
identifica por el peine de hierro (pectinibus ferreis) o rastrillo de cardar el
cáñamo con el que desgarraron sus carnes durante su martirio, atributo habitual
que tiene al lado. Se encuentra delante de un muro de color gris terminado en
crestería gótica que separa la estancia que ocupa del jardín del que asoman dos
árboles cuya silueta se recorta sobre un fondo dorado. El suelo reproduce un
pavimento de azulejos blanco y rojo. (texto
extraído del catálogo on-line del Museo Lázaro Galdeano, donde se expone este
cuadro)
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