miércoles, 6 de junio de 2012

Isabel de Madrazo Garreta ante el piano (Luis de Madrazo)

Luis de Madrazo pinta este retrato de su sobrina y cuñada Isabel cuando contaba unos 22 años. Se trata de una elaborada composición, cercana a la pintura costumbrista de la época, donde Isabel aparece de pie, vestida de negro y con mantilla blanca. El retrato está ambientado en un interior, posiblemente el mismo domicilio de la joven, en el que destaca el tapiz flamenco en el muro del fondo y un piano vertical con candeleros de bronce dorado y partituras. El instrumento musical es una clara alusión a la afición a la música de la retratada, que era una experta pianista y cantante, y como tal participaba en tertulias y conciertos familiares y de amigos.


Cronológicamente se sitúa esta obra antes de la partida de Isabel a Paris en 1868. Por entonces, también la retrató Mariano Fortuny, y Federico lo hizo en 1875 en la capital francesa en un espléndido óleo que se quemó en el incendio acaecido en Lekeitio.
Este retrato recuerda mucho al que pintó Federico de Isabel Falcó y Osorio, hija de los duques de Fernán Núñez, a cuyo palacio acudía frecuentemente Isabel de Madrazo para asistir a bailes y representaciones. En ambas pinturas, las protagonistas lucen vestido negro, se cubren con mantilla blanca y sostienen en la mano un abanico cerrado

lunes, 4 de junio de 2012

Santa Cecilia (Jusepe Martínez)

Jusepe Martínez, considerado como la figura pictórica más relevante del primer barroco en Aragón, viajó a Italia a los 23 años, donde estudió la pintura veneciana y a Carracci y tomó influencias de las obras de Reni y Domenichino. La influencia italiana queda bien patente en este cuadro que representa la aparición de un ángel a Santa Cecilia. La elegancia y delicadeza del personaje en actitud contemplativa, se une en una composición diagonal a través de la mirada y el gesto, con la visión celestial.


La riqueza de la indumentaria, el laúd y los libros de partituras reciben un tratamiento pormenorizado en el que sobresale el dibujo preciso y las exquisitas calidades cromáticas. La atmósfera creada por las nubes y la luz crepuscular que envuelve la aparición celestial, cran el fondo y actúan como un intenso foco luminoso lleno de matices.

domingo, 3 de junio de 2012

Lamento sobre el cuerpo de Cristo (Petrus Christus)

Petrus Christus (1415-1472), fue un pintor flamenco que trabajó, sobre todo, en la ciudad de Brujas y del que se dice que pudo ser discípulo de Jan Van Eyck, algo todavía no demostrado, aunque en su obra se ve con claridad el influjo de aquél, tanto en el gusto por la perspectiva lineal, como en el uso de la veladuras o la forma de aplicar el color.


Este cuadro del “Lamento sobre el cuerpo de Cristo” está concebido con un criterio monumental, situando la escena en un anchuroso paisaje para colocar sobre él un grupo central muy bien construido por el escalonamiento de las figuras en torno a la Virgen y ligado abajo por la curva del cuerpo de Cristo y su sudario. Las figuras secundarias, a los lados, acompañan a esta magistral composición. La impronta inconfundible de Christus queda patente en el profundo sentimiento que expresa y en la exquisitez con que maneja los colores, logrando riquísimos matices de verde o llegando a una gran delicadeza con sus tonos violetas y malvas.

sábado, 2 de junio de 2012

La Odalisca (Mariano Fortuny)

Durante el tiempo que estuvo en Roma como pensionado, Mariano Fortuny se vio obligado a realizar una serie de obras que debía enviar a la Diputación Provincial de Barcelona. Estas composiciones tenían que ser básicamente estudios anatómicos, la copia de un cuadro de un autor clásico y una composición al óleo nacida en la imaginación del artista sobre un hecho de la historia general de Cataluña. Sin embargo, esta pintura fechada en 1861 fue la primera obra que Fortuny mandó a la Diputación.


La temática del cuadro responde al primer viaje del pintor a Marruecos para realizar una serie de cuadros de batallas donde se exaltaran los éxitos del general Prim y los soldados de Cataluña en la Guerra de África. Odalisca es una de sus primeras incursiones en la temática orientalista, aunque adaptó un lenguaje muy convencional y enfocado a la visión europea que se tenía sobre estos asuntos. Fortuny mostró una imagen muy típica del mundo oriental, tratada con anterioridad por otros muchos artistas europeos, como Ingres o Delacroix.
La odalisca, esclava dedicada al servicio del harén del Gran Turco, aparece tendida sobre un paño de seda labrada, sin hacer nada, disfrutando de los placeres de la vida mientras escucha la música que toca un eunuco retirado en la oscuridad de la sala. Al fondo apreciamos diversos objetos de clara inspiración árabe como un arcón de madera labrada con decoración geométrica, una bandeja de plata o una pipa de agua junto a una pequeña taza de té.


Mediante la voluptuosidad de las formas desnudas del cuerpo de la odalisca, el pintor transmitió gran sensualidad y hedonismo. Por lo que se refiere a la técnica, cabe destacar la gran maestría con que recrea los efectos de la luz sobre las carnes de la odalisca. Pese a la disconformidad de una parte de la crítica, el éxito de esta pieza entre el público fue notable.

viernes, 1 de junio de 2012

Epifanía (Colegiata de Daroca-Zaragoza-)

Este cuadro representando la Epifanía está considerada una obra de un manierismo de tipo flamenco, tal vez de mediados del siglo XVI. De autor desconocido, forma parte de la colección del museo de la Colegiata de la ciudad de Daroca.
Ante un pequeño fondo de paisaje de alto horizonte en tonalidades verdes, y bajo una construcción de pórtico renacentista, la Virgen con San José dan a adorar al Niño a los Magos. La posición de todos es erguida, con un lienzo carmín cerrando el vano que los enmarca. Un acertado tratado de ropajes en tonos verde carmín y pardo realza a los personajes.


El cuadro está dentro de la línea de los rafaelistas flamencos, sin llegar a la altura de las obras de Gosaert o Vaii Orley, como parece suponer el profesor Torralba. La representación arquitectónica es herencia legítima de Perugino, e igualmente dentro de esta influencia van los ropajes. Por lo demás, los paños y todo su sabor hace pensar en un flamenco, más no una primera fila, y se le llega a escapar una buena representación del Niño, que carece de toda gracia y finura, y hace pensar en los góticos flamencos del tipo de Memling o van der Goes. Falta al cuadro la unión íntima y psicológica del grupo, aunque está bien estudiada la proporción. Tampoco cuenta con una paleta de abundancia cromática, ni exceso detalle en el fondo. Es por ello por lo que Abbad Ríos pensó en un pintor hispano con todas las influencias reseñadas, más que en un autor flamenco.


En los mantos, en letras capitales, se puede leer: MARIA – HIC – A – IAZPER – BRUS – M – M – NOT, cuyo fragmento BRUS fue interpretado por Federico Torralba como posible Bruselas, quizás la patria del autor. (texto extraído de la reseña que figura en la cartela junto al cuadro)