Este cuadro representando la
Epifanía está considerada una obra de un manierismo de tipo flamenco, tal vez
de mediados del siglo XVI. De autor desconocido, forma parte de la colección
del museo de la Colegiata de la ciudad de Daroca.
Ante un pequeño fondo de paisaje
de alto horizonte en tonalidades verdes, y bajo una construcción de pórtico
renacentista, la Virgen con San José dan a adorar al Niño a los Magos. La
posición de todos es erguida, con un lienzo carmín cerrando el vano que los
enmarca. Un acertado tratado de ropajes en tonos verde carmín y pardo realza a
los personajes.
El cuadro está dentro de la línea
de los rafaelistas flamencos, sin llegar a la altura de las obras de Gosaert o
Vaii Orley, como parece suponer el profesor Torralba. La representación
arquitectónica es herencia legítima de Perugino, e igualmente dentro de esta
influencia van los ropajes. Por lo demás, los paños y todo su sabor hace pensar
en un flamenco, más no una primera fila, y se le llega a escapar una buena
representación del Niño, que carece de toda gracia y finura, y hace pensar en
los góticos flamencos del tipo de Memling o van der Goes. Falta al cuadro la
unión íntima y psicológica del grupo, aunque está bien estudiada la proporción.
Tampoco cuenta con una paleta de abundancia cromática, ni exceso detalle en el
fondo. Es por ello por lo que Abbad Ríos pensó en un pintor hispano con todas
las influencias reseñadas, más que en un autor flamenco.
En los mantos, en letras
capitales, se puede leer: MARIA – HIC – A – IAZPER – BRUS – M – M – NOT, cuyo
fragmento BRUS fue interpretado por Federico Torralba como posible Bruselas,
quizás la patria del autor. (texto extraído de la reseña que figura en la
cartela junto al cuadro)
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