Tras ser devuelta a Aragón por la
Diputación de Lérida en 2014, pasó a formar parte de la colección permanente
del Museo Diocesano de Huesca. En fotografías antiguas se aprecia como se trata
de un fragmento de una tabla de mayores dimensiones, con la representación
parcial de la Resurrección de Cristo pintada al temple con retoques al óleo. Se
enmarca en mazonería de madera tallada y dorada de tradición gótica, en gran parte
producto de la reposición, con decoración vegetal en el arco conopial de
remate; dos pináculos laterales sobre pilastras la enmarcan. La tabla formaba
parte de un desaparecido retablo de la iglesia parroquial de la localidad de
Benabarre. Datada hacia mediados del siglo XV, su autoría se atribuye a Pedro
García de Benabarre.
En origen tenía el doble de
altura que la actual y representaba a Cristo resucitado saliendo del sepulcro,
acompañado de cuatro soldados dormidos, dos delante del sepulcro y dos detrás.
Tras la mutilación de la tabla, los dos soldados de la parte inferior han
desaparecido, al igual que la mayor parte del sepulcro. Cristo aparece
representado en actitud triunfante, bendiciendo con la diestra mientras que con
la izquierda sostiene un fino estandarte con una cruz blanca sobre fondo rojo
que ondea suavemente, como símbolo de su victoria sobre la muerte. Rodea la
cabeza un nimbo crucífero dorado y decorado con pequeños motivos incisos y
viste “perizonium” y un fino manto blanquecino cerrado con un broche de
orfebrería. La figura es esbelta y el rostro presenta rasgos bastante definidos
y expresivos, aspecto éste que denota el interés del artista por individualizar
a los personales. Las figuras de los dos soldados han sido completamente
repintadas.
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