La conocida como “Virgen Goda” es
una imagen tallada en madera de roble y sobredorada. Obra gótica del siglo
XIII, se conoce por este nombre ya que, según un canónigo de la Colegial del
siglo XVI “era del tiempo de los godos… o primeros conquistadores del lugar”.
También se dice que fue un regalo del Rey Jaime I a la ciudad. Anteriormente
era conocida como Nuestra Señora de la Coronada. Es una Virgen con corona,
sentada en un trono con el Niño sobre la pierna izquierda, mientras que con la
derecha se recoge el manto. El Niño está casi de pie, con un libro en la mano
izquierda y bendiciendo con la derecha. Se puede contemplar en la Colegiata de
Daroca.
Cuenta la leyenda que en tiempos
del rey Recaredo, en una de las torres del castillo de Recópoli, capital del
reino cuyas ruinas se encuentran cerca de Almonacid de Zorita en la provincia
de Guadalajara, se encontraba prisionera la bella princesa Euqueria, sobrina de
Recesvinto y huérfana de madre, que estaba enterrada en Agiria (Daroca). El no
haber querido abrazar el arrianismo fue la causa de su cautiverio. En la capilla
del palacio-castillo, la princesa llora desconsolada ante una imagen de la
Virgen porque su prometido, Don Juan Ruiz de Azagra, el “Vasallo de Santa
María”, no viene a rescatarla con sus huestes.
El soberbio Froya, caudillo de galos y vascones que intenta arrebatar el trono a Recaredo, ataca la ciudad, la conquista y la asola. La princesa Euquiria, con el cabello dorado revuelto y los ojos azules rojos de tanto llorar muere en la capilla junto a la imagen de la Virgen. Mientras tanto, siguiendo el curso del río Guadiela, un escuadrón corre veloz hacia la ciudad.
A su frente se encuentra un bravo caballero que
porta un estandarte que flota al viento en cuyos crespones se ve el escudo con
la cruz trebolada negra en campo de plata y sobre ella cinco conchas de oro con
el lema “Villanos de Santa María”. Es el de Azagra que viene a rescatar a su
prometida y la imagen de la Virgen del Milagro, la Virgen Goda.
A través de las ruinas de la
ciudad llega hasta la capilla del castillo, donde se encuentra a su amada tendida
en el suelo sin vida, abrazada a la sagrada imagen. Besó la pálida frente de la
doncella y tomando en sus manos la imagen de María gritó con angustia:
“¡Ampárame Virgen María!” y saliendo entre las llamas puso a salvo la imagen,
volviendo después a por el cuerpo sin vida de la que había sido su amada,
colocándolo a los pies de la Virgen. El de Azagra se arrodilló y lleno de fe
comenzó a rezar y en un momento, lleno su corazón de esperanza cristiana,
suplicó a la Señora que devolviera la vida a la doncella que tanto la amaba. La
Virgen escuchó las súplicas de su vasallo, y al poco la doncella, como si
despertase de un profundo sueño, abrió los ojos y alzando la cabeza en
dirección a la imagen de María exclamó: ¡Madre!. Los soldados que acompañaban al
de Azagra, llenos de gran sentimiento religioso, prorrumpieron en vítores a la
Madre de Dios.
No sabiendo donde depositar la
sagrada imagen, fue la princesa Euqueria la que dio la idea de llevarla a
Agiria (Daroca) en cuya ciudad descansaban los restos mortales de su madre,
para, sobre aquella tumba, construir una capilla en la que dar culto a la
Virgen del Milagro.
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