domingo, 26 de agosto de 2012

La muerte de Marat (Jacque-Louis David)

 
Estamos ante el retrato de un hombre que acaba de sufrir muerte violenta. El médico jacobino, dentro de su bañera, está escribiendo y le acaban de pasar el memorial escrito por una mujer de 25 años, Carlota Corday, cuyo suplicante texto puede leerse encabezado por la fecha del suceso: 13 de julio de 1793. La propia Carlota irrumpe en la estancia y apuñala a Marat dentro de la bañera, siendo luego apresada y por último guillotinada. David, totalmente identificado con las ideas extremadas de su amigo, nos pinta a éste inmediatamente después del asesinato, desplomado, todavía con la pluma en la mano y a su lado el sangriento cuchillo que le ha dado muerte. En la parte baja de la caja que servía de mesa a la víctima, se inscribe la ostentosa y lacónica dedicatoria del pintor.

 
El cuadro fue realizado enseguida de haber ocurrido el crimen, meses antes de que David fuera encarcelado por sus excesos revolucionarios, que habrían de templarse más tarde, al convertirse en retratista oficial del futuro emperador Napoleón. El macabro asunto iba bien con el sentimiento del artista, que ya había pintado a Sócrates bebiendo la cicuta y que miraba la muerte de su amigo como una tragedia clásica. Éste es el sentido que tiene el cuadro, en la quieta simplicidad de sus elementos y en su moderada coloración. A los ojos de David, Marat es Séneca.


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