En 1664 Pedro de Mena realiza
esta imagen para la casa Profesa de la Orden de Jesús en Madrid. Derivada de
modelos castellanos es una de sus obras maestras.
Concebida con un intenso
realismo, destaca en ella el bello rostro consumido por un fervoroso
sentimiento de místico amor, magníficamente reflejado en la emotiva mirada
dirigida al crucifijo que sostiene con una de sus manos, aislando a la Santa
del entorno y desligándola del mundo terrenal.
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