Espléndido retrato doble pintado
a mediados de la década de los 80, único de estas características que se conoce
de Luis de Madrazo, en el que representa a su hija María Teresa y a su sobrina
María Luisa. El pintor captó perfectamente el carácter de las dos jóvenes,
formulado tanto por la expresión del rostro como por el colorido del vestuario
que contrasta el rojo vibrante de María Luisa con la suavidad azul de María
Teresa. Parece que es la joven Fortuny, cuatro años menor que María Teresa, la
que protege a ésta con el brazo. Las dos mantuvieron siempre una estrecha
amistad y María Teresa acudió con frecuencia a los domicilios de los Fortuny en
París y Venecia, ciudad donde éstos se instalaron definitivamente en 1889 en el
Palazo Martigneno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario