En 1494 Miguel Ximénez realiza para el Monasterio de Sijena el retablo de la capilla de San Juan Bautista y la caja sepulcral de Doña Francisquina de Eril y Castro, priora del cenobio de 1485 a 1494.
Este ataúd de madera es el más moderno de los cuatro que se conservan (tres ahora en el Monasterio y el cuarto en el Museo de Zaragoza), y forma parte del conjunto de piezas que fueron reintegradas al Monasterio oscense procedentes del Museo Diocesano y Comarcal de Lérida, donde se encontraban en depósito (las fotografías que acompaño corresponden a su antigua ubicación en el museo ilerdense). Ximénez sigue en esta obra los modelos creados por Blasco de Grañén en los dos anteriores, más de medio siglo antes. En el frente de la caja, sobre un fondo de brocado, destacan los escudos heráldicos de la finada, que se representa yacente sobre una de las tapas, vestida con el hábito de la Orden de San Juan, las manos cruzadas sobre la cintura, un rosario al cuello y la cabeza apoyada sobre un cojín. Como se podrá apreciar en los posts siguientes el tratamiento naturista del rostro y las manos, así como los quebrados pliegues de la toca muestran la evolución entre los otros dos ejemplos más antiguos y este, a pesar de seguir el mismo esquema.