jueves, 29 de noviembre de 2018

Retrato de Gumersinda Goicoechea (Francisco de Goya y Lucientes)


Con motivo de la boda de su hijo Francisco Javier con Gumersinda Goicoechea el 5 de julio de 1805, Goya realiza una serie de siete retratos en miniatura sobre planchas de cobre en formato circular que representan a su hijo Javier, la novia, sus tres hermanas y los padres de éstas. Todos los medallones se caracterizan por la profunda captación psicológica del personaje. En este caso Gumersinda mira directamente al espectador sin demasiada alegría, con mirada distante. Lleva un vestido con ligero escote y un sombrero de mimbre decorado con un lazo rosa. Técnicamente, Goya utilizó la propia imprimación rojiza para crear sombras que aumentan el volumen de la figura a la altura del cuello. Al igual que en el resto de los medallones, Goya supo captar magistralmente la psicología de los personajes. El medallón fue adquirido por el Museo de Zaragoza, junto con el de Francisco Javier Goya, en el año 2003. (texto basado en el que figura en la web de la Fundación Goya en Aragón)

Retrato de Francisco Javier Goya (Francisco de Goya y Lucientes)


Con motivo de la boda de su hijo Francisco Javier con Gumersinda Goicoechea el 5 de julio de 1805, Goya realiza una serie de siete retratos en miniatura sobre planchas de cobre en formato circular que representan a su hijo Javier, la novia, sus tres hermanas y los padres de éstas. Todos los medallones se caracterizan por la profunda captación psicológica del personaje. En el caso de Francisco Javier, aparece retratado de busto, con la cabeza ligeramente girada hacia la izquierda. De rostro juvenil, tenía 17 años cuando Goya lo retrató, manifiesta un gesto melancólico y de enfado a la vez. El cabello peinado hacia delante se confunde con el tono oscuro del fondo. Viste levita abotonada con el cuello levantado por donde asoma la camisa blanca que le cubre hasta la barbilla.  El medallón fue adquirido por el Museo de Zaragoza, junto con el de Gumersinda Goicoechea, en el año 2003. (texto basado en el que figura en la web de la Fundación Goya en Aragón)

viernes, 23 de noviembre de 2018

Arqueta de Buira (Bonansa -Huesca-)


Arqueta de madera estucada y policromada con herrajes, datada en el siglo XIV, que forma parte de los bienes eclesiásticos de la Diócesis Barbastro-Monzón que en la actualidad se encuentran depositados en el Museo Comarcal y Diocesano de Lérida. Procede de la iglesia de San Hilario en la localidad ribagorzana de Buira, actualmente dependiente de la de Bonansa. Realizada en madera con labores de estuco, dorados, picados y policromados, tiene forma rectangular. En su decoración priman las figuras de aves en forma de ocho águilas, con el pico y el cuello muy pronunciado, y con las alas abiertas y sinuosas, que rellenan las zonas más visibles de la arqueta, frontal y laterales. Están realizadas en relieve dorado y picado que contrasta con el fondo azul con trazos rojos que acentúan el dorado de las figuras. Se acompañan de un vistoso repertorio de motivos vegetales y animales, como conejos, pájaros, mariposas, ocas, cigüeñas y un perro, que se reparten por los lados y por la cubierta. Tanto sus elaborados relieves como sus inscripciones la convierten en uno de los bienes más excepcionales del grupo que Lérida debe devolver a Aragón. Este repertorio decorativo y epigráfico lleva a los expertos a dudar sobre si en principio su uso fue pagano o directamente religioso.




domingo, 18 de noviembre de 2018

Virgen con el Niño (Juan de la Abadía “el viejo”)


Juan de la Abadía representa en este caso a la Virgen con el Niño sentada en un trono sobre un fondo dorado a cuyos laterales aparecen dos ángeles músicos que tañen instrumentos de cuerda. María aparece como una mujer de larga cabellera y tez pálida, vestida con un amplio manto trabajado con angulosos pliegues. En sus brazos tiene al Niño, dejando patente una actitud cercana y afectiva entre ambos que refleja la humanización de los gestos, propia del gótico. Todos los personajes portan limbos dorados decorados con líneas concéntricas en relieve realizadas con la técnica del pastillaje. Destaca en la composición la perspectiva que proporciona a la escena el suelo embaldosado sobre el que se asienta el trono. (texto basado en el que figura en el catálogo on-line del Museo de Huesca)




lunes, 12 de noviembre de 2018

Baile de máscaras (Francisco de Goya y Lucientes)


También conocido como “Danzantes enmascarados bajo un arco”, la composición de este pequeño óleo está dominada por un grupo de figuras enmascaradas bailando vistas a través de un gran arco que deja pasar la luz, quedando las esquinas superiores en total penumbra. En el centro, una muchacha con vestido de color amarillo levanta los brazos y la pierna izquierda realizando un paso de baile muy parecido a la jota aragonesa. Otras tres figuras bailan junto a ella. A la izquierda, cobijados bajo el arco, tres personas de aspecto humilde están sentadas ignorando el baile que representan los que tienen delante, de manera que se establece un gran contraste entre las actitudes de unos y de otros. La pincelada de este cuadrito (30 x 38 cm.) destaca por su pastosidad, especialmente apreciable en las zonas más iluminadas: dentro de la luz del arco y en el vestido de la joven bailadora. (texto basado en el que figura en el catálogo on-line de la Fundación Goya en Aragón).

domingo, 4 de noviembre de 2018

Visión fantasmal (Francisco de Goya y Lucientes)


Esta pequeña pintura al óleo sobre lienzo figuraba en 1928 en la colección de los Conde de Gabarda en Zaragoza, que la tenían por herencia desde su antepasado don Juan Martín de Goicoechea, amigo y protector de Goya, a quien se la regalaría el pintor hacia 1801. Se trata de un borrón o esbozo de un sueño, un “capricho fantasmal”, una fantasmagoría. La escena la centra la figura de un gran fantasma, un ser demoníaco, de cuya cabeza salen dos cuernos, que se aparece a un grupo de figuras humanas. Viste una capa negruzca y luce una larga cabellera que le cae por los hombros. Cuatro figuras humanas están a sus pies, esquemáticamente definidas mediante cortas pinceladas rosáceas. En el extremo inferior derecho hay otras tres figuras humanas, que parecen femeninas, cubiertas con sábanas blancas. A ambos lados del ser demoníaco principal aparecen otros dos seres fantasmales: el de la derecha cubierto con una especie de capote y el de la izquierda, más al fondo, se aleja hacia un foco espectral de luminosidad grisáceo-azulada; lleva capa larga y va tocado con una especie de sombrero de dos picos. El borrón está ejecutado “allá prima” sin correcciones.  (texto extraído de la cartela que figura junto al cuadro en el Museo de Zaragoza)