Este retrato, de más de medio cuerpo, representa a un joven caballero girado tres cuartos a la izquierda, descansando el antebrazo derecho sobre un mueble mientras apoya, con cierta arrogancia, la mano izquierda en la cadera, donde luce un aniño en el dedo meñique. Viste jubón oscuro bordado del que sobresalen las mangas claras y tornasoladas, insinuando un tejido de seda, y se cubre la cabeza con una gorra negra que deja entrever unos cabellos claros a la altura de la barba. La gorguera y los puños blancos resaltan las carnaciones, en contraste con la oscuridad del vestido y del fondo.
El modelo podría ser uno de los
embajadores o nobles europeos que posaron para Tintoretto en su estudio
veneciano. El aire altivo que desprende parece indicar que el personaje quiera
iniciar un diálogo con el espectador, característica del expresionismo personal
del pintor, que centra la atención en el rostro y las manos sirviéndose de la
técnica del impasto, mientras que las vestiduras se tratan con toques rápidos,
fluidos y sueltos, de modo que, con pocos medios, transmite la fuerza interior
del retratado. Cronológicamente se sitúa hacia 1554, ya que se relaciona con el
Caballero que se conservar en el Barber Institute de Birmingham, el retrato de
Lorenzo Soranzo, del Kunsthistorisches Museum de Viena y el Caballero del
Christ Church College de la Universidad de Oxford, todos ellos del mismo
tiempo.
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