Este cuadro, que se conserva en los Reales Museos de Bellas Artes de Bélgica en Bruselas, es una copia del que hay en el Museo del Prado de Madrid. De grandes dimensiones, como la mayoría de obras de Brueghel, representa una fiesta popular, tema también muy recurrente en el pintor.
Tal y como suele ser habitual en
sus cuadros, la composición es muy compleja, con multitud de personajes que se
agolpan en torno a un gran tonel rojo, en el centro del cuadro, para conseguir
el vino que de él mana. Mientras unos lo beben ávidamente, otros corren con
diversos recipientes, incluso sombreros, a recogerlo. No faltan alusiones a las
consecuencias del exceso de su consumo, en forma de un hombre que yace
inconsciente totalmente ebrio a la izquierda de la composición. No faltan
madres que se acercan a recoger el licor con sus hijos, e incluso una de ellas
en este mismo lado le da de beber al suyo.
A la derecha aparece San Martín
de Tours, con elegantes vestiduras, a lomos de un caballo y rodeado de varios
mendigos que suplican su auxilio. El Santo, con la espada desenvainada, se
dispone a partir su capa para compartirla con uno de estos pobres.
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