En este cuadro se representa el momento en que los zaragozanos luchan entre la Basílica del Pilar y la iglesia de San Juan de los Panetes, respondiendo a las invitaciones de rendición de los franceses izando una bandera negra con la leyenda “El Pilar no se rinde”. La composición a base de líneas paralelas a las diagonales marcadas con elementos como el cañón, los fusiles, los brazos y los cuerpos en escorzo de los moribundos, da lugar a una escena envolvente. En los colores predomina la gama fría evitando contrastes fuertes. El cuadro fue premiado con medalla de segunda en la Exposición aragonesa de 1895. (texto extraído de la cartela que figura junto al cuadro en el Museo de Bellas Artes de Zaragoza)
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