Talla en madera policromada
datada en el siglo XII, que procedente de la ermita de Santa María de Iguacel,
en el valle de la Garcipollera, se expone en el Museo Diocesano de Jaca. La
talla responde al prototipo iconográfico de Virgen en majestad, sedente, con el
Niño sobre su regazo sin muestras de comunicación entre ambos, siguiendo el
modelo de la Theotokos, es decir, la
Virgen como Trono de Dios.
La Virgen viste al modo romano,
con velo ceñido a la cabeza para ocultar el cabello, y túnica y manto sujeto
con un broche dorado. Tiene el brazo derecho avanzado y sujeta con la mano un
objeto que puede ser interpretado como una esfera, en alusión a la soberanía
del Hijo, o como el fruto prohibido que la simboliza como nueva Eva, destacando
su papel como intercesora entre el hombre y Dios.
El Niño está sentado sobre la
rodilla izquierda de su Madre, rompiendo así la simetría que caracteriza a las
primeras tallas románicas. Presenta rasgos faciales propios de una persona
adulta aludiendo a su naturaleza divina, y se cubre con vestido simple decorado
con los mismos motivos vegetales que se aprecian en la indumentaria de la
Virgen. Con su mano izquierda sujeta el Libro Sagrado cerrado, mientras que la
diestra, de gran tamaño por ser un añadido posterior, no adopta la típica
disposición románica de bendecir, sino que aparece apoyada sobre el pecho.
Ambas imágenes se caracterizan
por su frontalidad, hieratismo y aspecto sereno, distante e intemporal. Destaca
el buen estado de conservación de la policromía original que permite apreciar
el color rojo de la túnica de María, símbolo del sacrificio que sufrirá su
Hijo, y el tono verdoso del manto como muestra de la esperanza que entra en el
mundo con el nacimiento del Niño. (descripciones
tomadas de la cartela explicativa del Museo)
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