El invierno de 1879-1880 fue
extraordinariamente duro en la región de París. Durante noviembre y diciembre
de 1879, tras una racha de fuertes nevadas y temperaturas extremadamente bajas,
el Sena se hiela. A principios de enero del año siguiente, al aumentar la
temperatura se produce una gran inundación en la ciudad que Monet recoge en
este cuadro, donde plasma árboles caídos, restos de hielo, tierras inundadas … La
composición final se rige por un juego de líneas diagonales y horizontales que
siguen el movimiento de las aguas del río. El trazo es amplio y grueso en la
parte inferior; sin embargo, la textura del cielo es mucho mas fluida. Conjugando
estas dos técnicas con una serie de delicados reflejos teñidos de rosa, el
artista consigue romper la monotonía del paisaje.
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